Por LA MUJER DE SASTRE | Corresponsal España
Una cabeza más rueda en el Imperio Trump, esta vez es la del director del FBI, James Comey. Sin duda, la movida política más controversial en los 4 meses en los que Trump ha ocupado la presidencia; la razón que dio el presidente de los Estados Unidos para deshacerse de Comey es que, según él, este ya no estaba llevando a cabo su deber de una manera eficiente.
“Es esencial que encontremos nuevo liderazgo para el FBI y que la confianza del público hacia la institución y su labor de aplicar la ley se reestablezca,” fueron las palabras de Trump al despedir a Comey.
Sin embargo, resulta sospechoso el súbito despido del director del FBI. Recordemos que en Octubre del año pasado este hombre fue quien reabrió la investigación a los correos en los que Hillary Clinton, siendo secretaria de Estado, supuestamente habría compartido información clasificada desde una cuenta de correo personal. Todo eso tan sólo 12 días antes de que se realizaran las elecciones en los Estados Unidos. En ese momento las encuestas mostraron que Hillary bajó varios puntos y fue imposible que se recuperara, incluso cuando el FBI, una semana después, anunció que no había encontrado nada sospechoso y cerró nuevamente la investigación. En ese momento Comey era un aliado de los intereses de Trump pero ahora que este último ya llegó a la presidencia, la situación dio un giro de 180 grados. ¿Se habrá acercado James Comey demasiado al presidente?
El FBI encabezado por Comey, había abierto una investigación a la campaña de Trump y la influencia que pudieron tener sus relaciones con Rusia en la elección del presidente de los Estados Unidos. Recientemente el director del FBI había solicitado un aumento en el presupuesto para investigar la presunta relación entre el equipo de Trump y el gobierno ruso. Coincidencialmente el despido de Comey llegó al día siguiente de que este hubiera transmitido su petición a algunos miembros del Senado. El caso que ahora se conoce como el Rusiagate recuerda mucho al Watergate, en el que el entonces presidente Richard Nixon destituyó al investigador principal del caso en un intento por desviar la atención, sin embargo esto no le sirvió de mucho pues 9 meses después, Nixon dimitió de su cargo como presidente de los Estados Unidos.
Pero antes de que nos adelantemos y pensemos que en 9 meses veremos a Trump dimitir, es importante tener en cuenta algunos aspectos. Por ejemplo, y posiblemente el aspecto más importante, Trump cuenta con el apoyo del partido republicano frente al despido de Comey. En el Senado, todos los esfuerzos por investigar las relaciones entre Trump y su equipo y Putin, han sido obstaculizados y es de preveer que esto continuará siendo así. Además, si lo comparamos con el caso de Nixon, en ese momento el Congreso estaba controlado por los demócratas y fueron ellos quienes decidieron que era de vital importancia que el Presidente fuera investigado. Ahora nos enfrentamos a un escenario diferente en el que los republicanos tienen el control y se podría asegurar que no van a permitir que se genere una situación similar.
El FBI siempre ha sido un ente independiente y muchos aseguran que existen agrupaciones dentro de la agencia que continuarán con la investigación a pesar de la destitución de Comey. Los demócratas no confían mucho en esta hipótesis y por eso solicitan que se organice una comisión especial desde el Senado para que se investigue al presidente Trump y su sequito pero, es bastante complicado por no decir imposible que esto sea aprobado.
Cómo es evidente, la presidencia de Donald Trump se enreda cada vez más y cada día se enfrenta a situaciones más controvertidas. Con actuaciones de este estilo, Trump escribe una historia bastante oscura. Porque cada estilo personal cuenta una historia y él se está asegurando de dejar su sello en el destino de los Estados Unidos; esperemos para ver que tantos enredos le quedan y a cuantos se puede enfrentar una presidencia que flaquea desde antes de empezar.