Las empresas se apoyan comercialmente en 2 aspectos, el manejo de la marca a través de la publicidad y la presentación de sus establecimientos comerciales, éstos particularmente tienen cara, la vitrina, el único vendedor del punto que trabaja 24/7. Por este medio se exhiben diferentes productos que van desde ropa hasta muebles y enseres, pasando por galerías, confiterías y otro tipo de negocios. En el caso de la ropa se pretende simular la ocasión de uso de las prendas y en el caso de los muebles, la atmósfera ideal que queremos en nuestro espacio personal. Salí a dar un paseo por la Calle 109 de Bogotá, reconocida por la presencia de mueblerías y tiendas de decoración de alta gama, para registrar el nivel de acierto en la exhibición de los productos y aunque fui seducido por más de un mueble, ninguna ventana me sorprendió o por lo menos de grata manera.
Para comenzar quiero destacar la idea de la tienda Zientte, en una avenida donde el ancho de los andenes, los peatones, la vegetación y el estacionamiento de vehículos dificulta una fácil lectura del ventanal.
Para hacer énfasis en lo anterior, hago referencia lo sumergida en el asfalto que se encuentra la vitrina de la tienda Aristas, ¿de qué sirve un ventanal de piso a techo de doble altura si sólo se exhibe muebles en la parte baja? ¿Cuántos M2, M3 y ML hay desperdiciados en éste espacio de gran potencial? Con poner una palmera y un señor a cuidar los carros no van a verse como en el Design District de Miami.
En este tipo de tiendas lo atractivo está en los detalles, en la textura de la telas, en el botón de las fundas, son detalles que para ser visibles necesitan de una alta exposición a la luz, es decir, de un sistema de iluminación tan potente que no sólo logre realzar la finura de los acabados sino apagar el reflejo del exterior producido en el vidrio.
Con mucho esfuerzo se logra identificar lo que hay detrás de las ventanas, la iluminación deficiente es la principal característica de éste eje comercial capitalino. Yo siento algo de pena por la calidad de mis fotografías pero solo muestran la realidad de una cadena de almacenes que no se sabe si son de muebles o de carros que aparecen visualmente sobre mesas y sofás, además de culatas, fachadas, nubes y personas.
Aproveché mi caminata por Santa Bárbara y me encontré con la tienda de Ricardo Ávila, por fin algo sacó la cara por los demás, una puesta en escena artística y con concepto aunque, al igual que los demás, requiere un nivel de iluminación más intenso.
Las sombras se borran con luz, los reflejos se borran con luz, la iluminación siempre debe ser más intensa que la luz del exterior, incluso en un día soleado, el mismo que espero haga para mi segundo recorrido que verán en el segundo de 3 especiales alusivos a la exhibición y venta de muebles y artículos decorativos.
[ajax_load_more id=”6285520987″ container_type=”div” post_type=”post” sticky_posts=”true” scroll_distance=”120″]