La presentación es uno de esos elementos que marcan la diferencia y nos da una primera impresión, la regla nunca ha cambiado.
Si existe el agua y el jabón, no tiene por qué existir suciedad. Así como usted reciba a alguien, será analizado por los demás; esto no quiere decir que debe tener una mansión o una oficina gigantesca, muchas veces estos elementos también dan mala impresión.
El primer punto en cuestión es la limpieza, pues independientemente de dónde se encuentre su casa, ese aspecto es trascendental, además de mantener todo limpio y ordenado, tenga siempre a la mano una colonia de poco valor o un ambientador para que huela bien, pues todo entra por la nariz, como por los ojos.
Los modales y las costumbres no son únicamente para expresarlos en público, también en privado. Se trata de actuar con base en la consideración de las personas que nos rodean; las relaciones en la oficina, por ejemplo, son diferentes, aquí su espacio debe tener algo que indique su personalidad.
Las salas de reuniones deben dejarse tal y como se encontraron, se deben recoger todos los rastros de la reunión anterior para dejarla lista para sus próximos usuarios. Es importante también tener claridad de donde guarda todos sus objetos, pues no deben estar en desorden.
Por otro lado, los muebles del carro siempre deben estar limpios y libres de objetos. Es ideal que tenga música y buen aroma y que el auto esté en buenas condiciones técnico-mecánicas que aseguren que el paseo no se va a ver interrumpido. Con el transporte público, pórtese como si fuera su propio auto.
En la calle, piense que usted convive con toda una comunidad que disfruta de los mismos espacios públicos, es decir, usted es tan dueño de ese espacio como ellos, así que no tire basuras al suelo, chicles, colillas, papeles, pues eso le da mal aspecto al lugar donde vive.
En los eventos sociales, piense que usted tiene un espacio delimitado por su grupo de amigos, así que no permita que lo que acontece en esta isla trascienda a la otra, es decir, no se ría duro, evite gritar, fisgonear y dañar el ambiente del grupo vecino.