La vida de Sergio López Lillo pasó rápido… 27 años. Un viaje en motocicleta hacia el gimnasio fue su último viaje, cuando se estrelló con una barrera vía Las Palmas en Medellín, cuando se dirigía al gimnasio para ejercitar su cuerpo perfecto.

Desde que irrumpió en el competido mundo del modelaje se destacó por su belleza; una combinación de rasgos delicados, ojos verdes y más de 1.85 de estatura, hicieron que se destacara casi de inmediato.

Comenzó haciendo desfiles multimarca pequeños en centros comerciales en Bucaramanga. Fui testigo de ese comienzo en el que cada salida a la pasarela dejaba sin aliento a los asistentes, pues solo podía compararse con la aparición de un dios griego.

El mundo del modelaje masculino no es fácil en Colombia, pues no solo se trata de belleza y talento sino de aprender a sortear con toda clase de oportunistas que buscan favores a cambio de sus contactos en el medio. Un juego muy difícil para estos jóvenes que deben aprender a sortear con estos mercaderes de ilusiones ansiosos de amor.

El caso de Sergio fue distinto, poco a poco se fue abriendo camino en esta industria compleja. Pues los modelos masculinos no tienen garantías en términos generales, muchas veces modelan gratis solo para darse a conocer y deben estar pendientes de cualquier oportunidad. Luego de luchar para consolidarse, Lillo llegó a formar parte del club exclusivo de modelos que están en todas las ferias de moda del país.

En el 2015, llegó una gran oportunidad para su vida, una agencia en Italia se había fijado en él, así que con una maleta llena de sueños viajo a Italia, con todo el esfuerzo que implica para un joven que no nació con privilegios económicos viajar a Europa, emprendió ese destino. Con una mala jugada del destino fue víctima de un “cambiazo”, y en Francia su equipaje apareció con cocaína.

Todas las personas que lo conocíamos sabíamos que era un absurdo que alguien como él tomara la decisión de convertirse en mula. Comenzaron las especulaciones y ahí sí se convirtió en titular de prensa, hasta ese momento ningún medio se había fijado en el talento o los dones de Sergio, pero claro, es un escándalo y ahí la prensa está lista para vender. Luego de un infierno de varios meses privado de la libertad en Europa (injustamente), su familia organizando eventos para conseguir financiar su defensa logró demostrar su inocencia.

La actitud del medio cambió cuando reapareció; nuevas fotografías, más apoyo y una agencia de modelos importante. La vida comenzó a sonreírle aunque su destino hacia Europa quedó fuera de sus planes inmediatos. Ya comenzamos a verlo formando parte del grupo de modelos de primera línea en un comienzo de una nueva etapa.

Pero el destino tenía otros planes para Sergio López Lillo. En su corta vida queriendo “ahorrar” camino para llegar a hacer ejercicio emprendió su último viaje: la muerte fue inmediata. Sus redes sociales siguen ahí; Sergio Lillo en Faceboook tiene un grupo en su memoria, de igual manera en Instagram, donde se puede apreciar una perfección masculina que parece que no le pertenecía a este mundo, y por eso tal vez se lo llevaron. Q.E.P.D. Sergio Lillo.