Por MAR CANDELA | Corresponsal Colombia
Flacas y gordas hemos sido crucificadas por el cuerpo que tenemos alguna vez en la vida, el cuerpo como territorio político, una de las batallas más grandes del feminismo ¿por qué?, por que es el cuerpo el que nos ha definido siempre como aceptables e inaceptables en la sociedad, por que el cuerpo nuestro sexualizado y cosificado ha sido el producto por excelencia del sistema patriarcal.
Y aunque hoy día gracias al feminismo muchas decidimos hacer de esa gran opresión un gran poder social, económico , político y hasta psicológico, no sexualizando exclusivamente para el placer masculino el cuerpo, sino erotizándolo en placer mutuo, no cosificándolo como objeto del placer si no como sujeto del placer e incluso muchas a partir de ese ejercicio, hemos decidido así ganar dinero, es decir, hacer del cuerpo una herramienta de emancipación económica; sigue siendo una batalla aun no ganada.
Históricamente hay registros de una época donde ser gorda fue in, si eras delgada el prejuicio social dictaba que venias de familia muy pobre que comían poco, ningún hombre deseaba casarse con una mujer flaca porque evidentemente provenía de una familia pobre. Casarse siempre fue un negocio para mejorar el capital familiar, eso no es secreto, casarse con una mujer delgada significaba hacerlo con una pobre. Pasaron decenas por no decir cientos de años para que llegáramos al siguiente extremo no menos aberrante. Donde las personas ricas decidieron comer mucho menos y mantenerse delgadas, donde estar gorda significaba descuido y un profundo abandono del autocuidado y obvio la belleza física, ahora se trataba de ser muy delgada, ese cambio se dio paulatinamente.
Primero se exigían curvas y masa corporal abundante en los senos y los glúteos algo en los muslos y cinturas muy pequeñas. Poco a poco se fue exigiendo menos grasa corporal hasta llegar a la enfermiza idea de la talla única como la talla perfecta para todas. Y aunque se afirma que las personas pobres mueren de hambre y las clases privilegiadas mueren de dieta. La realidad es que el mundo entero fallece de ridiculez e ignorancia. Por suerte hoy día la salud se puso de moda después de tantas vidas que ha cobrado la anorexia, la bulimia y los desórdenes alimenticios. Hoy la belleza física consiste en tener abdominales y brazos medianamente musculosos es la tendencia que la mayoría quiere ver en las mujeres, es el estereotipo que ahora se impone y mucho mejor si está ese cuerpo acompañado de un trasero bien trabajado.
Me parece fenomenal la idea de que todas las personas podemos llegar a ser muy bellas con una rutina seria de ejercicios sin violentar el cuerpo con cirugías o comiendo porquerías. No obstante ¿qué pasa si no tengo esa disciplina, si soy adicta a la comida? o peor aún ¿qué pasa si tengo una enfermedad que me impide adelgazar no importa cuánto ejercicio y a cuantas dietas me someta? ¿qué pasa si simplemente no me importa ser delgada, sexy, bella y atractiva?
Ya sabemos que la belleza física, la sensualidad, erotismo y atractivo no son ingredientes fundamentales del estilo. Puedo ser una mujer fea, desgarbada, con cero sensualidades y obesa, con un estilo peculiar. No todo estilo tiene porque agradar o encajar en el molde social, cada persona es una aroma única, las aromas pueden gustar o disgustar, no por eso deja de existir, así las personas, así las mujeres. Dejando claro que puedo ser una mujer con un estilo peculiar ajeno al sistema impuesto, es absolutamente inhumano que el sistema les imponga a las mujeres gordas ser feas, desgarbadas y castrarles toda su sensualidad, negándoles el derecho a ser unas gordas divertidas con estilo propio y si se quiere bellas y sensuales.
Una cosa es que a mí me dé la gana de ser una gorda o flaca desgarbada, insípida, mal vestida, sin clase y nada sensual y sexy, por que me apetece, por que quiero un estilo de acritud, por que deseo mostrarme en un estilo rustico y salvaje, por que me gusta sentir que no hay molde en que a mí me pueda meter el sistema; otra muy diferente es que yo, queriendo estar dentro de los diferentes moldes existentes, me nieguen el derecho, me castren porque soy discriminada por mi aspecto físico.
En esta sociedad de superficialidad todas las personas somos sancionadas y discriminadas por nuestra apariencia física, hombres y mujeres hemos vivido eso alguna vez en nuestra vida, por que la ropa no es adecuada o por que simplemente somos desagradables a la vista del determinado entorno social.
Hoy quiero detenerme sobre uno de los debates que abre la moda para gordas en el tema de la estereotipificación que supuestamente se está imponiendo a las gordas y el temor que algunas feministas exponen a que, en el imaginario colectivo, se imponga la idea de que ahora la talla XL y XXL sea impuesta como la talla ideal para las mujeres.
Vamos por partes, es absolutamente inviable que las tallas XL, XXL y XXXL se impongan como un estereotipo a seguir como si lo hizo la “talla única” o la cero hasta la 6. No existía ropa para mujeres superiores a la talla 6, las mujeres talla grande tenían que soportar que en el almacén teníamos que soportar que fuéramos miradas en los a almacenes como si fuéramos unas anormales, casi nos trataban como a extraterrestres. El saludo más amable era “Aquí no vendemos ropa para ti”, era un verdadero parto salir a comprar ropa y cuando encontrábamos ropa, eran diseños aburridos, ropas que parecían costales sin gracia y resignadas compramos esa basura que nos vendían por ropa solo por necesidad.
La industria de la moda fue cruel e inhumana con nosotras, nos borraron de un plumazo de la humanidad y de paso fueron ayudando a reforzar la idea de que las gordas no teníamos derecho al glamour y la moda. Cuando empezó la revolución de las gordas en el planeta cada vez más gordas empezamos apropiarnos de nuestro territorio y asumir nuestros cuerpos con propiedad sin aceptación quizá no obstante con mucho respeto y creatividad con el ánimo de vivir en el sistema, no sobrevivir a él. Muchas gordas se han aceptado y se han resignificado en la belleza y han demostrado lo encantadoras que pueden llegar a ser, otras gordas no llegamos a tanto y aun así nos regocijamos en que podemos ir a comprar ropa de nuestra talla con diversidad de diseños y no simples costales.
Si existimos millones de gordas que seriamos incapaces de explorar nuestro erotismo y sexualidad o pisar una pasarela, no obstante hay millones de gordas que quieren demostrar que ellas “tienen lo suyo” y las gordas que no nos interesa ser top model agradecemos a las modelos talla grande por poner a la industria a hacernos ropa, a devolvernos la existencia social .Sabemos que la industria no está de altruista con nosotras simplemente han retomado un mercado que habían asesinado por brutalidad .No importa las flacas también pagan el precio por formar parte del mundo de la moda. Las gordas tenemos derecho a decidir si queremos o no participar de ese mundo y pagar el precio. Las mujeres no somos brutas, NINGUNA mujer se va a sentar a comer rigurosamente hasta engordar solo para estar a la moda, ¡eso es ridículo!
Aunque es mucho lo que se ha ganado con las gordas en las pasarelas a nivel de espacio social para todas las mujeres, más allá de la imposición de la industria de la moda, hay mucho por ganar aún. En la segunda reflexión sobre este tema les hablare de fondo sobre el hecho de que las 10 modelos gordas de talla internacional mejor pagas en la industria, solo una es obesa y no más de dos son gordas todas, las demás son simplemente grandes, aún no se ha logrado el objetivo de darles espacio real a todas las mujeres de las tallas en la sociedad.