Por SERGIO BARBOSA
Un día de mercado en la ciudad de Tel Aviv es una experiencia de olores, colores y sabores, ese sentido de servicio al cliente que ha caracterizado a los judíos se hace presente en cada puesto en el que exponen sus productos. Se pasa de una fruta a otra, de una verdura a otra, de una especia a otra logrando la alquimia de la calidad.
Un día antes de que comiencen las pasarelas tuve este encuentro con este comercio de la ciudad en la que todo el mundo tiene algo para comprar o para vender.