Por: Darwin Schnaider

Elegancia y precisión es lo que ha presentado Domenico Dolce y Stefano Gabbana  en el segundo día de la semana de la moda de Milán; la escena, una escalera subterránea color gris acompañada de un acolchado del mismo color y luces frías. En total 62 looks en su mayoría negros en donde las líneas geométricas y las piezas icónicas de la firma se fusionaron para crear una experiencia sartorial única.

Inspirada en la tradición clásica italiana, los diseñadores le han apostado a la elegancia, renovando el estilo de sus piezas para su público más joven y poniendo sobre la pasarela nuevas formas y conceptos de la masculinidad; en donde la sensualidad y el romance combinados con el trabajo hecho a mano y la calidad de sus prendas mostraron la esencia de la marca.

El show estuvo precedido por la pieza de piano SOolful y posterior mente una banda sonora; el primer look una blusa de satén color negro, brillante, un pantalón a la medida del mismo color y unos zapatos planos de charol en negros con las características flores de organza; ratificaba lo que sería la colección; siluetas esbeltas sin adornos, algo de brillo y arreglos sutiles y meticulosos.

Chaquetas spencer, esmoquin, abrigos hechos de borrego esponjoso, blusas satinadas, cuellos tipo bufanda, gabardinas, chaquetas sin botones, lazos, botas altas, brillos, encajes, pijamas  y algunas piezas en denim le dieron vida a esta colección.

En mi opinión, simplificación y modernidad; amé la reinterpretación de la sastrería de los inicios de la firma en los 80 y su interpretación a los cánones actuales de masculinidad con siluetas esbeltas y ocasionalmente espaciosas; la limitación de la paleta aparte de elegancia me grita lujo y sensualidad; valores que la casa de modas supo expresar en todas sus piezas.